jueves, 13 de mayo de 2010

Prevista lenta recuperación del ozono artíco









En 1913 la capa de ozono fue descubierta por dos físicos franceses, Charles Fabry y Henri Buisson. Más tarde, el meteorólogo británico G.M.B. Dobson estudió sus propiedades y desarrolló un mecanismo llamano espectrofotómetro que sirve para medir el ozono estratosférico desde la Tierra. Muchos son los que hablan del ozono y de su agujero y es uno de los temas de moda de la actualidad. Hay varias organizaciones mundiales verdes con el fin de proteger el medio ambiente y la naturaleza. Gente famosa con poder mediático utiliza su imagen para que los demás mortales se fijen en los problemas de la capa de ozono y su agujero, ¿pero qué es en realidad? ¿En qué consiste el problema del agujero? ¿Qué repercusiones puede tener en la salud humana? ¿Y en la naturaleza? ¿Por qué está tan de moda ser ecologista?





El ozono es un gas que se compone de tres átomos de oxígeno y que sólo es estable en determinadas condiciones de presión y de temperatura. La capa de ozono, u ozonosfera, es la zona de la estratosfera terrestre que comprende una importante concentración de ozono. Esta capa absorbe hasta un 99% de radiación ultravioleta de alta frecuencia proveniente del sol. El agujero de la capa de ozono es una zona de la atmósfera terrestre donde hay una reducción anormal de la capa. La radiación ultravioleta de la luz solar nociva para los seres vivos puede llegar a provocar quemaduras de piel, cáncer y cataratas a las personas y cada vez es más peligroso. Este fenómeno se observa y se estudia cada año especialmente en las regiones polares durante la primavera y el verano. El contenido en ozono se mide en unidades Dobson.


Ya desde los años 70 se empezó a detectar un aumento del agujero de la capa de ozono en la zona de la Antártida. En menos de 20 años se predijo el problema del agujero de la capa de ozono: aumenta de año en año. Joseph Farman, Brian Gardiner y Jonathan Shanklin del British Antarctic Survey (BAS) escribieron un artículo en mayo de 1985 en la revista Nature sobre el adelgazamiento de la capa de ozono sobre la Antártida, durante la primavera austral. Los informes y las evidencias científicas dieron lugar en 1987 a la creación del Protocolo de Montreal firmado por varios países y con el fin de reducir las emisiones de CFC, clorofluorocarbonos destructivos utilizados en los aerosoles y los refrigerantes. Además, los científicos del BAS se dieron cuenta de que el valor más bajo de ozono había caído un 40% entre 1975 y 1984 en octubre (primavera en el continente blanco). Fue entonces cuando gracias a los estudios y a las fotos realizadas con varios satélites los estudiosos empezaban a preocuparse por la destrucción total de la capa de ozono. Si esta destrucción tuviese lugar, los seres humanos y todos los demás seres vivos de la Tierra desaparecerían a causa de la elevadísima cantidad de rayos ultravioletas que llegarían hasta ellos, la destrucción de moléculas de oxígeno...

Más tarde, en 1995 el científico mexicano Mario J. Molina, el holandés Paul J. Crutzen, y el norteamericano Frank Sherwood Rowland fueron los autores de la teoría de la amenaza del agujero de la capa de ozono, con la que obtuvieron el Premio Nobel de Química.
El problema del agujero de la capa de ozono tiene particular importancia en la Antártida, ya que la meteorología del continente y el extremo frío invernal provoca la rápida expansión y crecimiento de los CFC.

Durante el presente mes de mayo en la Universidad de Cambridge (Reino Unido) ha tenido lugar la jornada conmemorativa del anuncio del adelgazamiento de la capa de ozono descubierto hace ya 25 años. Los científicos han explicado que el grosor de la capa de ozono sobre el continente blanco se está recuperando. No obstante, son todavía pocos los esfruerzos realizados para que la capa recupere el nivel que presentaba en 1950 y para verlo se deberá esperar hasta el 2080.


Evolución del agujero de la capa de ozono. En naranja, la máxima concentración de ozono; en lila, la mínima.




Durante el encuentro en Cambridge se ha hablado y también se ha comparado el problema del agujero de la capa de ozono al del cambio climático. De este último se tiene mucho conocimento científico pero todavía ahora no se ha llegado a un acuerdo político factible que ayude a reducir los problemas ecológicos.
Las campañas de alerta de organizaciones ecologistas como por ejemplo Greenpeace deben ser escuchadas. Todo tipo de precauciones para la reducción de la emisión de CFC deberían de ser tomadas por los gigantes económicos como EEUU, China, India, Japón, Rusia... No se puede ignorar las señales de S.O.S enviadas indirectamente por el planeta Tierra. Cualquier tipo de ayuda, sea por parte de un famoso o de una organización verde debería de ser tomada en consideración. No se puede permitir llegar al extremo de tener que esperar hasta el 2080 para que la capa de ozono vuelva a parecerse a la de 1950. Hay que buscar soluciones, organizar encuentros mundiales entre los países que más ensucian el planeta intenten llegar a un acuerdo universal que permita que todo el mundo pueda estar más tranquilo, para que las enfermedades causadas por los rayos ultravioletas disminuyan, para que se tenga más consciencia de los errores y los desastres ecológicos. Hay que hacer algo, movilizarse, interesarse por lo que está pasando. Y sobre todo, no hay que perder la esperanza, la fe en que se pueda mejorar, en que ya no haya marcha atrás. Todo es posible con un poco de esfuerzo, con un poco de volutad.

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