viernes, 19 de julio de 2013

Todo al revés

¿Qué pasa si un día resulta que ya nada te sale? ¿Qué harías? ¿Te rindes o luchas?

Analizo mis últimas 24 horas y me doy cuenta de lo mal que me ha ido todo. No se puede tener buenos días todos los días, pero hoy es uno de esos que hay que borrar con típex.

Hay días para todo, o almenos eso dicen muchos. Hoy me ha salido todo al revés, todo lo contrario de lo que quería y pensaba que iban a salir las cosas. 


 Todo está del revés, incluso el inicio de mi día


Me he puesto a buscar el significado del término "revés" en la RAE y la verdad es que me asombro de los múltiples resultados que se esconden bajo él. Sin tener en cuenta las distinciones geográficas del español, hay hasta 7 significados distintos de "revés", dos de ellos relacionados con el deporte, uno en concreto con mi deporte: la esgrima. Pero eso es lo de menos... Lo único con lo que podría enlazarlos es con cómo me he despertado hoy. Empiezo.


 Revés al revés


Esta mañana había quedado con mi mejor amiga de la universidad con la que lo he compartido todo: desde apuntes, puntos de vista, trabajos y prácticas, horas de biblioteca y sonrisas y lágrimas. Me he levantado (he aquí donde reluce momentáneamente el protagonismo de la esgrima) y me sentía como si alguien me hubiera dado un sablazo, que según la RAE es un: "golpe dado con un sable". Me dolían los riñones, aún llevando una dieta equilibrada, la cabeza me estallaba en mil pedacitos inútiles, los ojos se me cerraban y me dolía la garganta hasta el punto de quedarme sin voz. Eso es empezar el día al revés. ¿Ahora lo entiendes? Espera, que sigo explicando.

Esta tarde no tenía previsto el plan que se ha hecho hoy. He trabajado con una responsabilidad sobre mis hombros que me pesaba cuán una manada de elefantes corriendo a toda pastilla. Para colmo: bronca en casa con mi padre que en cierto modo tenía razón pero que podría haber evitado los gritos y chillidos. Y suma y sigue... 

Al volver a casa después de acabar el trabajo me ha empezado a doler el intestino, o la barriga, o como prefieras llamarlo. Me he estirado en la cama y cuando quise levantarme me he dado con todo el ímpetu contra un borde de la cama. Resultado: me he roto un trozo de uña... Aiiiii... Sigo sintiendo cómo me escuece por el dolor. ¿Todavía te parece poco esto para ser definido como "al revés"?  

Bueno pues hay más, ¡si! Hay quien me anima y me dice que los malos momentos pasan, que tienen su fecha de caducidad particular y exclusiva. Y yo pienso: "ojalá acabe este día, faltan unos minutos". Como hoy todo me ha salido al revés y estoy de mal humor encuentro 5843902376 pegas a los argumentos positivos que se lanzan en mi dirección. Contesto meticulósamente a todos ellos con respuestas negativas, eso si, sin hacerlo a propósito, insconscientemente. ¿Eso ya es lo más del revés que podrías imaginarte, verdad?  

Me siento del revés

 Pues bueno, creo que para acabar haré una reflexión del revés de todo esto. No quiero sentirme frustrada, deprimida y triste. No quiero que el día de hoy marque los siguientes. No quiero que te desanimes a leer lo que voy colgando cada equis tiempo, cuando me inspiro y saco letras de mi cabeza. No quiero caer en el olvido por ser pesada, negativa y aburrida, porque ya no puedas sacarle punta al lápiz y escribir tu vida. No soy tu lápiz, pero sí tu hoja en blanco y no quiero dejar de serlo, porque no quiero dejar de hacer lo que me gusta. Porque la vida es muy corta para que todo me salga del revés y ya toca celebrar triunfos anímicos que construyen autoestima. Así que, sin saber exactamente a dónde me lleva esta reflexión me atribuyo un final al revés, es decir, un happy end, como en las predecibles películas americanas.   
  

¿Y bien?

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